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Sami Khedira: diferente con Alemania, pero necesario para Mourinho

La versión alemana de Sami Khedira dista mucho de su rendimiento en el Real Madrid. Las órdenes de Mourinho y su papel defensivo provocan esta versión tan poco atractiva, pero cada vez que no forma parte del once blanco el técnico portugués le echa de menos.

Al hablar de Sami Khedira hay que decidir sobre cual de “los dos Khediras” lo haces. Porque el alemán de origen tunecino muestra dos caras diferentes dependiendo de qué camiseta vista, la del Real Madrid de José Mourinho o la de la Alemania de Joachim Low. Mientras que con sus compatriotas recorre el campo de un área a otra con mucha proyección ofensiva, en el conjunto blanco se limita a derrochar esfuerzo físico sin apenas intervenir en el juego de ataque.

La seriedad y el trabajo propio de los alemanes son una constante en su juego, se sacrifica por y para el equipo, poniéndose a disposición de su entrenador y de las tareas que éste le encomienda. Y las funciones que Mourinho le tiene asignadas son, principalmente, las de contener al equipo, dotarle de un equilibrio que muchas veces pierde por la verticalidad de su juego. Sin embargo, Khedira no es el prototipo de medio destructor que se limita a las funciones defensivas y la capacidad de llegada que demuestra con Alemania es lo que el aficionado madridista quiere ver.

Porque con Alemania Khedira se transforma y dota a su juego de una capacidad ofensiva pocas veces vista con la camiseta merengue. Llegó a Concha Espina en 2010 después de un Mundial asombroso, continuado por dos años de trabajo puramente industrial hasta la Eurocopa del pasado verano, donde volvió a demostrar otro tipo de juego, más alegre y vistoso, ofensivo, con llegada y con gol. En la selección tiene más libertad a la hora de sumarse al ataque y siempre que aparece en área contraria lleva peligro, en el Madrid no y la pregunta es por qué. Mourinho frena esa proyección ofensiva, pero en ocasiones se puede observar una falta de atrevimiento, quizás temor a fallar, quizás a contradecir su condición de soldado preferente de Mourinho, su mayor valedor, aquel que le considera «el jugador TOP».

Evidenciadas las diferencias de su juego con Alemania y con el Real Madrid, nadie duda de las capacidades que tiene este futbolista. Sus 1,88 metros de estatura hacen de él una garantía en el juego aéreo, a lo que se une una capacidad atlética envidiable y una fuerza extraordinaria. Estas características hacen muy difícil esperar un Khedira constructor de juego al estilo Xavi o Pirlo, pero sí le dan la posibilidad de convertirse en un gran mediocentro box to box al estilo de Lampard o Gerrard en Inglaterra. Para ello necesita más libertad por parte de Mourinho, pero también es necesario que dote a su juego de una dimensión más, conseguir mejorar la salida del balón, la velocidad de sus movimientos y convertirse en un jugador más agresivo.

Esta mejora en su juego podrían impulsar a Mourinho a romper el corsé con el que viste a Khedira antes de cada partido. Cubrir a Xabi Alonso, coberturas a los laterales, mantener el equilibrio, guardar la posición… un juego encorsetado y muy gris que realiza a la perfección, pero que no goza de la suficiente vistosidad como para satisfacer al aficionado. Necesita gustarse más a sí mismo y demostrarle a su entrenador que puede ser el mismo futbolista que es en Alemania, consiguiendo el respeto de la afición y cambiando las críticas en alabanzas.

La posibilidad de ver a un nuevo Khedira en el Real Madrid puede verse afectada por la llegada de Modric y Essien. Dos fichajes exclusivos de Mourinho que pueden conseguir efectos contrapuestos, dar a Khedira un empujón para que demuestre que está por encima de ellos o provocar en el alemán una gradual pérdida de protagonismo hasta ver como cualquiera de los dos le roba el privilegio de la titularidad en el equipo de José Mourinho. Pasará lo que tenga que pasar y Khedira lo aceptará, porque como dice siempre que tiene una oportunidad, “Mourinho sabe lo que hace conmigo”.

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